Cuando entramos a un comedor para una determinada celebración, la primera impresión, en función de lo que vemos, programa unas expectativas sobre el evento. Para sugerir esos deseos, hay un cúmulo de factores que bien conectados ocasionan impresiones muy positivas desde el inicio.
La mantelería es uno de esos elementos que apreciamos nada más llegar. Además, por ser el “envoltorio” que cubre el espacio principal del convite, su relevancia visual destaca aún más que otros detalles. Y, por tanto, debemos cuidarlo para causar una buena sensación.
Los colores más recurrentes, ya que generan mayor percepción de elegancia y finura en la mantelería, son el blanco u otros suaves como el pastel. No obstante, el color del mantel no es una decisión aleatoria sino que debe ir en concordancia con el resto de componentes del evento, además de llevar unas medidas idóneas (colgando aproximadamente un tercio de la distancia de la mesa con el suelo).
Desde Eventus, nos preocupamos por cuidar este tipo de detalles que se antojan imperceptibles, pero que en realidad determinan el ambiente y sensación del evento.