Cuando unos novios pueden celebrar su boda en la finca familiar, todo es mucho más personal.
R&T disfrutaron mucho de su día a pesar de que la metereología no acompañó, pero ya lo dice el dicho: "Novia mojada, novia afortunada".
Una carpa de 500 metros albergó la comida y frente a un pajar con siglos de historia los invitados disfrutaron del día y de la noche.